Conociendo a tus alumnos desde el primer día
El inicio de curso es siempre un momento cargado de expectativas, energías renovadas y también algunas incógnitas. Todos los docentes hemos estado ahí: se mezclan el entusiasmo por conocer al nuevo grupo y la incertidumbre sobre desde dónde parten realmente nuestros estudiantes. Porque, seamos sinceros: uno de los desafíos más grandes que enfrentamos es cómo adaptar nuestra enseñanza si no tenemos claro qué necesitan nuestros alumnos desde el principio. Aquí es donde la evaluación inicial se convierte en nuestra aliada más valiosa. Pero, ¿cómo hacerla verdaderamente útil y evitar que se sienta como un simple trámite o, peor aún, una sucesión interminable de exámenes?
¿Qué es realmente una evaluación inicial?
Lo primero que debemos aclarar es que la evaluación inicial no es un examen tradicional. Es decir, no se trata de clasificar a los estudiantes ni de colocar una nota. Más bien, es una oportunidad para entender el punto de partida de cada alumno, sus habilidades y sus necesidades. Con esta información en mano, podemos diseñar un plan de acción que nos permita hacer nuestro trabajo de manera más eficaz. En otras palabras, evaluamos para personalizar nuestra enseñanza, no para medir con el mismo rasero a todos los estudiantes.
La LOMLOE nos ofrece una estructura clara para realizar esta evaluación inicial. La normativa nos invita a alejarnos de las pruebas basadas en la memorización y, en su lugar, centrarnos en las competencias específicas del alumnado. Al evaluar estas competencias desde el principio, obtenemos un diagnóstico temprano sobre lo que el grupo necesita y podemos diseñar actividades que ya vayan encaminadas al desarrollo de estas habilidades.
Esto tiene una gran ventaja: evitamos caer en el ciclo de enseñar para el examen. Sabemos que en muchas ocasiones, las evaluaciones terminan siendo simplemente un medio para medir lo que los estudiantes son capaces de memorizar en un momento puntual, pero no reflejan realmente su comprensión ni sus habilidades. La evaluación inicial, cuando se realiza bien, nos da una visión mucho más rica del punto de partida del grupo y de cada alumno individualmente.
Principios clave para una evaluación inicial
Tal y como menciona Juan Manuel López en su blog El loco de la mochila, a la hora de realizar una evaluación inicial que realmente funcione tiene que ser formativa, para ello, es fundamental tener en cuenta algunos principios:
- Partir del currículo: el punto de referencia deben ser siempre las competencias específicas que fija la normativa. No estamos improvisando; evaluamos para ver en qué medida los alumnos ya dominan las habilidades que tendrán que desarrollar a lo largo del curso. Esto también nos ayuda a evitar perder tiempo en aspectos que ya dominan y concentrar nuestros esfuerzos en las áreas donde necesitan más apoyo.
- Obtener información cualitativa: aunque estamos acostumbrados a trabajar con calificaciones numéricas, en esta etapa lo más valioso es centrarnos en información cualitativa. Esto implica observar qué saben hacer los estudiantes, cuáles son sus puntos fuertes y dónde necesitan más refuerzo. A partir de esta información, podemos diseñar un plan de acción más personalizado.
- Diversificar los instrumentos de evaluación: no todos los estudiantes se sienten cómodos con las pruebas escritas, y eso lo sabemos muy bien. Por eso es importante utilizar una variedad de métodos de evaluación: desde observaciones en clase, hasta debates, actividades prácticas o cuestionarios orales. De esta forma, obtenemos una imagen más completa de las competencias del alumnado.
- Combinar lo grupal con lo individual: aunque es fundamental obtener una visión general del nivel del grupo, no debemos olvidar las necesidades individuales. Identificar desde el principio las dificultades o talentos particulares nos permitirá diseñar una enseñanza que realmente atienda a todos.
- Tomar decisiones educativas basadas en los datos: la evaluación inicial no debe quedarse en una simple recopilación de datos. El verdadero valor está en analizar la información obtenida y tomar decisiones concretas que guíen la planificación del curso. Si observamos que una parte significativa del grupo tiene dificultades con ciertos conceptos, podemos ajustar nuestra secuencia de contenidos para dedicar más tiempo a esos aspectos. O, si detectamos que algunos estudiantes destacan, podemos ofrecerles desafíos adicionales para mantener su interés y motivación.
Actividades de evaluación inicial: propuestas prácticas para el aula
Para hacer de la evaluación inicial una experiencia valiosa y menos intimidante tanto para los alumnos como para nosotros como docentes, aquí te proponemos una serie de actividades que puedes implementar en tu aula. Todas están pensadas para que obtengas la información que necesitas mientras mantienes a los estudiantes activos y comprometidos:
- Estaciones de aprendizaje
Las estaciones de aprendizaje son una excelente estrategia para evaluar diversas competencias de manera dinámica. Imagina organizar varias estaciones en el aula, cada una con una actividad diferente que permita a los estudiantes trabajar en grupos pequeños o de forma autónoma. Cada estación puede centrarse en una competencia específica relacionada con los objetivos del curso. Por ejemplo, una estación podría evaluar la capacidad de observación científica, mientras que otra se enfoque en el análisis de datos. Esto te permite observar de cerca cómo cada alumno se desenvuelve en distintos contextos.
Esta actividad tiene el plus de que te permite recoger información cualitativa sin la presión de una prueba formal. Además, favorece la colaboración y el trabajo en equipo, lo que también es valioso para conocer el clima del grupo. ¿Te gustaría saber cómo implementarlo? Échale un vistazo a las ideas de La Profe de Bio, que te ofrece algunas propuestas. También puedes encontrar algunas ideas en nuestro repositorio como esta vuelta al cole propuesta por nuestra compañera simbiótica Marta G.
- BreakoutEDU
Es una actividad super divertida que trae a las aulas la emoción de los populares “escape rooms”. En este juego, los estudiantes deben resolver una serie de acertijos o desafíos para lograr escapar o desbloquear una caja misteriosa. Lo mejor de todo es que, mientras se divierten, los docentes pueden evaluar habilidades clave como la resolución de problemas, el trabajo en equipo, la comunicación y la creatividad. Además, los retos pueden diseñarse en función de los saberes básicos del currículum, haciendo que la experiencia sea tanto educativa como muy entretenida.
A lo largo del juego, el docente observa cómo los alumnos se organizan y resuelven los problemas en un tiempo limitado. Una vez terminada la actividad, es buen momento para hacer una reflexión conjunta sobre las estrategias utilizadas, los obstáculos que se encontraron y cómo los superaron. Por ejemplo, si quieres ver una actividad de evaluación inicial inspirada en BreakoutEDUs, echa un vistazo a nuestros recursos, por ejemplo puedes encontrar este BreakoutEDU digital elaborado por Antonio Jesús Diaz o este otro de nuestra compañera simbionte Lorena del Palacio Rodríguez y esta propuesta de retos de nuestro compañero simbionte Antonio Jesús Díaz Pareja conocido en RRSS como @acon_ciencia. ¡Seguro que te inspiran para crear tus propios desafíos!
- Realización de un cómic
La creación de un cómic es una opción dinámica que permite evaluar varias competencias de manera integrada. Pide a los estudiantes que diseñen un cómic que ilustre un concepto clave del curso, como un proceso científico o un tema ambiental. Esto no solo evalúa su comprensión del contenido, sino también su capacidad para organizar ideas, comunicar de forma efectiva y aplicar habilidades creativas. Además, esta actividad facilita la identificación de las fortalezas y áreas de mejora en competencias como la comunicación y el pensamiento crítico. Puedes ver aquí un ejemplo práctico de esta actividad elaborado por nuestra compañera simbiótica Araceli Moscoso Arjona.
- Debate sobre un problema ecológico
Proponer un debate en clase sobre un tema de actualidad, como el cambio climático o la pérdida de biodiversidad, te permitirá no solo evaluar los conocimientos previos de tus estudiantes, sino también sus habilidades de comunicación oral, argumentación y pensamiento crítico. Los debates son una herramienta fantástica para observar cómo los alumnos defienden sus ideas, escuchan a los demás y manejan la información.
Además, puedes usar este tipo de actividades para observar qué tan bien comprenden los conceptos clave de biología y geología que van a necesitar a lo largo del curso. Al ser una actividad participativa, es menos intimidante que un examen escrito y te da la oportunidad de ver a los estudiantes en acción.
- Cuestionario de diagnóstico
Si prefieres algo más tradicional pero igualmente efectivo, puedes diseñar un cuestionario de diagnóstico con preguntas abiertas sobre los conceptos clave del curso. Un ejemplo lo muestra nuestro compañero simbiótico mediante Neapord, que facilita la evaluación inicial con actividades interactivas adaptadas a varios niveles. Los alumnos acceden mediante un código sin necesidad de registro, y la plataforma reporta y califica automáticamente las respuestas
Este tipo de cuestionarios te proporcionará una visión clara de los conocimientos previos de los estudiantes y te permitirá detectar lagunas que podrías abordar desde el principio.
Este enfoque es ideal si necesitas obtener información más detallada sobre áreas específicas, pero recuerda que el objetivo no es calificar las respuestas. Se trata de tener una fotografía clara de dónde están los estudiantes para planificar mejor tus lecciones. Revisa las propuestas de La RuBisCo es lo más y bio(ESO)sfera para inspirarte.
Más allá de las calificaciones: herramientas para evaluar competencias
Para que los resultados de la evaluación inicial sean realmente útiles, es importante ir más allá de las calificaciones numéricas. Herramientas como las rúbricas te permiten evaluar competencias de manera cualitativa, valorando aspectos como la “precisión en la observación”, la “capacidad para seguir protocolos” o el “trabajo en equipo”. En el caso de los debates, podrías evaluar la “claridad en la exposición” o la “capacidad de argumentación”.
Otra herramienta valiosa son las listas de cotejo, que te permitirán marcar si cada estudiante necesita refuerzo en áreas específicas o si se encuentra en el nivel esperado. Esta información es clave para adaptar la programación del curso, y también puede ser útil compartirla con el departamento de orientación para un apoyo más personalizado.
Tomar decisiones desde el primer día
Al finalizar la evaluación inicial, llega el momento de analizar los datos y tomar decisiones. Si observas que un grupo significativo de estudiantes tiene dificultades con ciertos conceptos clave, puedes replantear tu secuencia de contenidos para dedicar más tiempo a reforzar esas áreas. De igual modo, si detectas que algunos alumnos destacan por sus habilidades científicas, podrías diseñar actividades adicionales que los desafíen y mantengan motivados.
El objetivo es que la evaluación inicial no sea un simple trámite, sino una herramienta valiosa que te permita ajustar tu enseñanza desde el primer día, ofreciendo una educación más personalizada y efectiva.
Conclusión: el primer paso para empezar con buen pie el curso
La evaluación inicial no tiene por qué ser una carga ni para el profesorado ni un trámite aburrido para el alumnado. Si la planteamos desde una perspectiva competencial, con actividades prácticas y herramientas diversas, se convierte en una poderosa aliada para guiar el aprendizaje desde el primer día.
Para que este proceso sea aún más sencillo y enriquecedor, te animamos a compartir tus recursos y actividades de evaluación inicial con nuestra comunidad. Imagina lo que podríamos lograr si cada docente aportara sus mejores ideas y materiales para cada curso de secundaria y bachillerato. Juntos, podemos facilitarnos la tarea, mejorar nuestras prácticas y, sobre todo, apoyar a nuestros estudiantes desde el primer momento. ¡Compartir es la clave, anímate a ser parte de Proyecto Simbiosis!
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Gracias, Miriam,
Una entrada muy necesaria ahora a principio de curso 🙂