Hace unas semanas escribí una entrada sobre el cuaderno de campo llevado al aula como una Situación de Aprendizaje en primero de E.S.O. La entrada que me ocupa hoy es un poco distinta, digamos que quiero escribir de cuaderno de campo “para consumo propio”. Mi intención en las próximas líneas es explicar a todos los profes aficionados al campo, al dibujo y a quienes les gusten los cuadernos de campo pero aún no se hayan animado a elaborar uno, por dónde empezar para hacerlo.
PASO 1: ELEGIR ARMAS
Para elaborar un cuaderno de campo solo hacer falta un cuaderno (un boli y/o un lápiz) y campo, pero si os pasa como a mí, que la papelería os fascina, querréis haceros con un kit similar a estos tan primorosos que podemos encontrar en Pinterest.

Todos estos cuadernistas, dibujantes experimentados, han depurado a través de años de práctica un equipo portátil para llevar siempre encima…. porque eso es muy importante, llevar siempre el material encima. Si no llevamos el material no podremos dibujar y si el material pesa mucho no lo llevaremos, pero si llevamos demasiadas pocas cosas, no podremos elaborar aquello que queremos…. Es un equilibrio frágil y seguramente el equipo variará si vamos en coche al sitio o no, si lo que vamos a hacer es una visita guiada corta o una ruta larga por la montaña…. Lo mejor es probar y ver qué nos ajusta más a nosotros, pero intentar llevar siempre el material encima porque si no, no podremos dibujar.
Pero centrémonos en el equipo.
Cada cuadernista suele llevar aquello que le gusta, que le resulta útil y que estima que va a necesitar. Como veis, en todos los kits que he seleccionado hay acuarelas, porque es lo que yo utilizo, pero también puede prescindirse del color, o utilizar lápices de color, o rotuladores u otras técnicas siempre que estas sean relativamente rápidas y portátiles.
Y esta última característica, “portátil”, es la que debe regir nuestra elección. Desde este punto de vista necesitaremos, como mínimo:
– Un cuaderno: Vale casi cualquiera que tenga un papel gordito (120 a 140 gr/m2 al menos) si lo que vamos a hacer es tomar notas y apuntes y dar pequeños toques de color que no impliquen mucha agua (o si lo que usamos son lápices de color), pero si queremos hacer acuarelas complejas con varias capas y bastante agua tendremos que ir a un cuaderno de 200 gr/m2.

El tipo de encuadernado es a gusto del consumidor, yo he visto utilizar de todo, espiral, encuadernado artesanal, cosido, grapado…. A mí me gusta el encuadernado cosido tipo libro y mi favoritos son los Moleskine, aunque es cierto que son caros y se puede acceder a soluciones más baratas y también válidas disponibles en casi cualquier papelería, en Tiger, o como estos tan bonitos.
En cuanto al tamaño… salvo que queramos llevar algo minúsculo porque si no, no lo vamos a llevar, yo me inclino por el formato de medio folio (A5), bien sea vertical o apaisado. Con este tamaño tenemos sitio suficiente para hacer una ilustración bonita pero que se acaba pronto y también sitio para escribir, además no pesará demasiado.
– Lápiz, goma y sacapuntas: El lápiz puede ser cualquiera, pero a mí me gusta uno que no sea demasiado blando (y en mi opinión el 2HB típico escolar lo es) para que no se emborrone si pasamos la mano… pero es mejor un lápiz normal que ningún lápiz. Y así con todo, que no tener el material perfecto no nos frene, como decía Voltarie: “Lo mejor es enemigo de lo bueno”.
– Un boli: A mí me gusta llevar uno de cuatro colores, como este por ejemplo, porque en poco espacio llevas muchas posibilidades.

– Algo para dar color, en mi caso acuarelas:

Al principio dan un poco de miedo pero que, cuando les coges gusto son muy resultonas. Y llegados a este punto hay mil opciones en el mercado de estuches preciosos. Yo empecé con este que me regalaron y, aunque ahora llevo uno más “pro”, durante años me fue perfectamente con él.
– Pinceles portátiles: Hay dos opciones llevar unos plegables o llevar unos con depósito.
Si elegimos la segunda opción, como estos, ya no tenemos que incluir nada más para pintar con acuarelas, más allá de un trapito o un pañuelo de papel, que nos harán falta en cualquier caso para quitar agua del pincel o limpiarlo.


Pero si elegimos unos pinceles plegables (a mí me gustan más) como estos.
Tenemos que llevar además un recipiente para el agua, como un vasito de plástico duro o un vaso plegable.
– Otros: Por último y ya a gusto del consumidor, podemos añadir un boli de tinta blanca para sacar brillos, una pluma para escribir más bonito, tijeras y pegamento o celo para pegar mapas, entradas etc… y casi cualquier cosa que se nos ocurra, pero ojo, que hay que llevarlo encima.
Quizá algunas de estas cosas las tenemos a en casa, pero si no es así y tenemos que comprar todo de un golpe, quizá nos interese un kit de los que se venden ya preparados para iniciarse en los cuadernos de viaje.
PASO 2: SUPERAR EL MIEDO AL FOLIO EN BLANCO
Y ahora sí que sí, ya tienes el cuaderno (y todo lo demás) y estás en el campo…. ¡hacer un cuaderno de campo solo depende de ti!
Empieza, no tengas miedo. Y cuando termines, no arranques la hoja. Dentro de un cuaderno de campo “entre unos dibujos hay otros”, es decir, hay buenos y malos, pero todos serán testigos de un lugar concreto, de un momento concreto y de una vivencia concreta. Cuando vuelvas sobre ellos te gustarán, aunque sean terribles, porque verás tu evolución.
En mi caso personal llevo cerca de 10 años haciendo cuadernos de campo, cuadernos de viaje y diarios gráficos. Voy por mi decimotercer “cuaderno de apuntar la vida”, que son cuadernos en los que documento mis viajes, mis vacaciones, visitas guiadas a distintos lugares e incluso el estudio del visu cuando estudiaba la oposición. En ellos se ve claramente mi evolución, para muestra os dejo algunos dibujos en los que yo quiero ver cierta mejora a lo largo de los años.

Y si aún te da miedo, comienza escribiendo. Tomando notas cuando vayas a una visita guiada o cuando hagas una ruta por el monte, pega parte del folleto del centro de interpretación, escribe con quién vas, dibuja unas nubecitas o un sol para documentar el tiempo que hacía, pon la fecha, copia el logo del Parque Natural, dibuja una flor, busca en el móvil una foto de un pajarito que has visto y lo copias…. Se creativo o creativa, elabora una página que recoja las vivencias que estás experimentando y observa la naturaleza con los ojos especiales de quien va a documentarla.
PASO 3: ELEGIR EL LUGAR DONDE VAS A DIBUJAR
Una vez llevas todo encima y ya has decidido que vas a dibujar o escribir, a documentar en cualquier caso, lo que estás viendo, debes elegir donde sentarte.
Con el tiempo podrás tomar notas de pie e incluso dibujar en esta postura, pero al principio te recomiendo sentarte y tener por delante un buen rato tranquilo, por lo menos 20 minutos o media, quizá una para los aficionados más pacientes.
Para sentarse hay quien lleva una banqueta plegable, pero para mí es demasiada “parafernalia” y busco una piedra o un lugar cómodo, siempre a la sombra, esto es importante, desde donde tenga una bonita perspectiva de lo que quiero dibujar.
No te extrañes si alguien se acerca y pregunta mientras dibujas. No te de vergüenza. Para ti seguro que el dibujo es mucho peor de lo que deseabas, pero para quien te ve, es una maravilla, seguro.
PASO 4: POSTPRODUCCIÓN
En mi caso, a veces termino el dibujo en el lugar (las menos) y muchas veces hago una parte y el resto lo termino en casa con algún texto, o algún detalle… incluso pegando fotografías de ese día que imprimo en papel de pegatina.
Este es el último dibujo que hice, ayer mismo en Parque Nacional de Ordesa. Dibujé el paisaje en el sitio y terminé con el texto (copiado del folleto del Parque) y un detalle de un lirio al cual le hice una foto en la ruta.

¡Pero ojo! No os dejéis demasiado para la postproducción en casa porque corréis el riesgo de que vuestro cuaderno sea un compendio de trabajos inacabados, al fin y al cabo a todos nos come la vida y muchas veces no nos da tiempo de termina todo aquello que nos habíamos planteado. Una vez más, “mejor hecho que perfecto.
PASO 5: COMPARTE Y CONSERVA
Y una vez tengas tu primera hoja terminada, ya estás en disposición de compartirla con el mundo.
En Instagram hay una nutrida comunidad de cuadernistas que comparten sus creaciones bajo el hashtag #cuadernodecampo #sketchbook o similar. Y puedes seguir alguna de las maravillosas cuentas de cuadernistas y dibujantes para que te sirvan de inspiración. Os dejo algunas que me gustan, tanto de cuadernos de campo como de cuadernos de viaje y, humildemente la mía, por si os sirve de algo:
Y por último, cuando vayas acumulando páginas y el cuaderno se acabe, hazle portada, ponle índice, deja escrito en qué fecha lo empezaste y cuando lo acabaste y guárdalo como el tesoro, que lo es.
Y EL PASO DEFINITIVO…. ¡ANÍMATE A EMPEZAR!
Espero que os haya gustado la entrada, la he escrito desde mi propia experiencia, pero sobre todo espero haberos animado a empezar un cuaderno de campo ya que pienso que como profesores, biólogos, geólogos, naturalistas y aficionados a la naturaleza, el cuaderno de campo nos ayuda a estar en contacto con el medio natural desde un punto de vista un poco académico y lúdico al mismo tiempo. Nos invita a investigar un poco más, a buscar datos, a leer y escribir, dibujar y documentar y sobre todo nos obliga a mirar de una forma pausada y metódica y nos permite, en momento de descanso como es ahora el verano, estar conectados con nuestra profesión pero en una actitud relajada.
IMÁGENES, EN ORDEN DE APARICIÓN:
FOTOS DE MATERIALES: Mia Mandarina
RESTOS DE IMÁGENES: Propiedad de la autora.



