Cualquiera que se haya enfrentado al proceso de opositar sabe que es un camino duro de recorrer.  Optar a una plaza de profesor/a requiere de mucha dedicación, tiempo y esfuerzo. El primer objetivo suele ser empezar a trabajar como interino, para ir sumando puntos que te faciliten lograr tu meta final de conseguir la ansiada plaza. 

Enseñar y opositar son dos tareas difíciles de compaginar. El trabajo y las circunstancias personales consumen nuestro tiempo y energía, haciendo que cada día sea más complicado avanzar y mejorar como opositor. Te comparto en esta entrada unos consejos que me han ayudado durante estos años para mejorar la productividad de mis sesiones de estudio. Espero, de corazón, que alguno de ellos te sea útil.

PLANIFICA TU RUTA

“Cuando un hombre no sabe hacia dónde navega, ningún viento le es favorable” (Séneca)

Probablemente te hayas encontrado agobiado/a con la preparación de clases, la burocracia, las reuniones y todo lo que conlleva nuestro trabajo como docentes. Además, es posible que tengas pareja, hijos u otras circunstancias familiares que requieren de tu tiempo. También te gustaría dedicarles tiempo a tus aficiones, al deporte, a tus amigos etc. Tiempo que nunca encuentras. Es normal, la mayoría de la gente que oposita está en la misma situación.

Por todo lo anterior, planificar es indispensable, especialmente cuando notamos que nuestro tiempo escasea. Es absolutamente necesario llevar a cabo una buena planificación a varios niveles. 

  • Una planificación mensual, en la que dividas el trabajo a realizar en tu oposición en los meses de septiembre a junio, hasta la fecha del examen. Considera todo el trabajo que debes realizar en lo que respecta a estudio de los temas, problemas o ejercicios prácticos, visu etc., según tu nivel de partida.
  • Una planificación semanal. Divide el trabajo por semanas, siendo lo más concreto/a posible. Por ejemplo, la semana X me tocará memorizar el tema 13, repasar los temas 12 y 11, avanzar problemas de aminoácidos y estudiar los poríferos y cnidarios del visu. En este punto, establece un horario detallado y realista semanal con el tiempo que podrás dedicar al estudio de tu oposición. Por ejemplo, lunes una hora, martes dos horas, miércoles treinta minutos etc. 
  • Una planificación diaria, en la que dividas el trabajo del día en diferentes sesiones. En este sentido, te aconsejo la técnica pomodoro, de la que te hablaré un poco más adelante. Por ejemplo, si X día vas a dedicar una hora y media al estudio de tu oposición, divide este tiempo en tres sesiones de 30 minutos. Luego, distribuye el trabajo en cada una de esas sesiones.

DIVIDE Y VENCERÁS.

“Siempre quise ser alguien, pero ahora me doy cuenta de que debí ser más específico” (Lily Tomlin)

En el apartado anterior te he hablado de la necesidad de ser lo más concreto posible. Nuestra meta es aprobar la oposición y sacar la plaza. Pero esta no es una meta concreta, es una meta abstracta. Esta diferencia es psicológica. Tendemos a postergar metas abstractas y a avanzar en metas concretas. Por eso te aconsejo dividir la meta en metas más pequeñas y empezar a abordarlas una a una. Estudiar el temario es una meta abstracta, dedicar dos horas semanales al estudio de los temas es una meta concreta. Si puedes concretar más, mejor. Pongamos, por ejemplo, estudiar temas el lunes de cinco a seis de la tarde y el miércoles dedicar a esta tarea una hora, de ocho a nueve. 

Acabas de delimitar una meta. Ahora podrás empezar a abordarla.

El PODER DEL POMODORO

A la hora de planificar tus sesiones diarias de estudio o trabajo, te aconsejo la técnica pomodoro. Esta técnica fue creada en la década de 1980 por Francesco Cirillo, un experto en negocios italiano que buscaba un sistema para mejorar sus métodos de estudio. Cuando ideó este método, decidió nombrarlo Pomodoro (tomate en italiano) debido a que el temporizador de cocina que utilizó para medir los tiempos tenía la forma de un tomate. Si no conoces esta técnica, consiste básicamente en trabajar por bloques de tiempo de 25 o 30 minutos, seguidos de periodos de descanso de 5 minutos. Cada 4 pomodoros, se realiza un descanso más largo. 

Este método posee múltiples ventajas, pues nos ayuda a mantener el foco en la tarea que realizamos, poniendo la atención en una actividad particular, además de permitirnos calcular cuánto tiempo necesitamos dedicarle a cada tarea. Puedes encontrar multitud de apps que te permitirán cuantificar tus pomodoros. Si te gusta más lo analógico y prefieres mantener el móvil alejado (lo cual te aconsejo), cómprate un reloj de arena. ¿No me digas que no tiene su encanto? Sea como fuere, prueba esta técnica. Piensa en pomodoros. Te sorprenderá cuánto puedes avanzar si te comprometes contigo mismo/a y pones el foco en lo que estás haciendo.

TRABAJA EN MODO AVIÓN

 “No hay tiempo suficiente para hacer toda la nada que queremos hacer” (Bill Waterson)

Uno de los principales problemas que afectan a la productividad son las distracciones. Estamos rodeados de ellas. Hay algunas inevitables. Atender a tu hijo pequeño porque necesita algo de ti es inevitable. Estar pendiente del último correo que te llega, del compañero que te escribe por Whatsapp o de una llamada que te entra es evitable. Al menos, se puede posponer. 

Por ello, te aconsejo que durante tus sesiones de trabajo y estudio te alejes del móvil lo máximo posible. No te digo que vivas sin teléfono. Aunque estudios científicos demuestran que la mera presencia del smartphone cerca reduce la capacidad cognitiva, estamos en el siglo XXI y la tecnología forma parte de nuestras vidas, pero debemos aprender a usarla a nuestro favor. Cuando estés con una tarea, sea del tipo que sea, trabaja en modo avión. Para ello, Iphone tiene los llamados modos de concentración. Estos te permiten convertir tu teléfono inteligente en un teléfono “tonto” o, lo que es lo mismo, durante un periodo de tiempo, restringir el funcionamiento de ciertas aplicaciones y bloquear ciertas llamadas entrantes. No te preocupes por ello, ya atenderás todos los correos, llamadas, whatsapps más adelante. Reserva un tiempo diario para ello. Decide tú, que los demás no decidan por ti.

CREA TU TRIBU

“Asóciate con aquellos que te harán mejor. Da la bienvenida a esos que tú puedes mejorar. El proceso es mutuo, pues la gente aprende mientras enseña” (Séneca)

De manera inevitable, nos convertimos en aquello que nos rodea, tanto para lo bueno como para lo malo. Es recomendable rodearse de otros opositores que comparten objetivos similares a nosotros. Te ayudará a sobrellevar mejor el proceso, incluso desde el punto de vista emocional. Por otro lado, no debes abandonar tu camino porque a ciertas personas no les guste. Ten personalidad y si estás convencido/a, sigue en el camino a pesar de las circunstancias.

AFILA EL HACHA

“Dame seis horas para cortar un árbol y pasaré las cuatro primeras afilando el hacha” 

Abraham Lincoln

Todo opositor tiene debilidades y fortalezas. Es muy difícil ser muy bueno en todo. Cuando yo opositaba, sabía que el visu y la parte didáctica eran mis puntos fuertes, así como también conocía que debía mejorar mis temas y dedicar más tiempo a practicar los problemas de genética y bioquímica. Analiza tus puntos débiles y trabaja más en ellos. Por otro lado, averigua cuáles son tus puntos fuertes y trata de potenciarlos para destacar. Si lo ves conveniente, busca ayuda en algún preparador o academia especializada. Hay muchas y muy buenas opciones de formación online, con lo que no perdemos el tiempo en desplazamientos y podemos avanzar de una forma más cómoda desde casa.

Todo lo anterior forma parte del proceso de revisión que todo opositor/a debería realizar periódicamente. Aunque pienses que estás haciendo las cosas bien, para. Siempre se puede hacer mejor. Tómate el tiempo necesario para pensar qué podrías hacer mejor y realiza los ajustes necesarios para ello.

¿Te gustaría que hiciésemos alguna entrada en concreto? Si quieres proponer algún tema para una entrada en el blog, haz click en el siguiente enlace. ¿Tienes alguna pregunta o has visto algún error? No dudes en añadir tus comentarios más abajo. 

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