
Ya vamos terminando la segunda evaluación y seguro que podemos mejorar la actitud hacia el aprendizaje de alguno de nuestros alumnos y alumnas. En este libro, Joan Vaello Orts, nos indica cómo mejorar la enseñanza a través de la comprensión de la conducta y la actitud del alumnado. Aunque su primera edición es del año 2011, está de plena actualidad. Quizás lo que más destaca de este libro es su enfoque humanista de la educación tratando el aprendizaje desde varias vertientes: la perspectiva psicológica, la sociológica, la democrática y en la que se priorizan las relaciones personales basadas en el respeto. Y es que para Joan Vaello el secreto de enseñar, si es que existe, reside en contagiar las ganas de aprender más que en transmitir conocimientos tal y como proponía Freire.
Pero ¿cómo podemos lograr ese cambio de actitud? Empecemos por varias estrategias efectivas que se proponen en el libro para luego ir desgranando algunas de las aportaciones que nos hace el autor:
- En primer lugar construyamos actitudes positivas:
Intentemos cultivar un ambiente en donde la positividad sea la que reine, transformemos el aula en un espacio de colaboración y respeto mutuo.
- Pongamos nuestra actitud como ejemplo:
Como docentes debemos adoptar una actitud positiva, viendo la resistencia de los alumnos como un reto profesional y no como un conflicto.
- Hagamos una práctica reflexiva:
Debemos reflexionar sobre nuestra actitud en la clase y ante nuestros alumnos, esto será un elemento facilitador para ir creando cada vez un ambiente más favorable. De esta forma tomaremos mayor conciencia de cómo nuestra actitud influye en la dinámica del aula.
- Contenido académico y Bienestar Socioemocional:
Debemos incorporar momentos y estrategias que atiendan las necesidades socioemocionales de los estudiantes. A estos el autor los llama “cuñas socioemocionales” y son estrategias breves que se intercalan en el desarrollo de la clase y sirven tanto para resolver conflictos como para fortalecer habilidades como el respeto, el autocontrol, la responsabilidad, etc. entre otros. Estas cuñas se pueden aplicar en pocos segundos y apenas interrumpen el desarrollo de la clase.
- ¿Qué motiva a cada estudiante? :
Tal y como proponía Ken Robinson debe existir algo que motiva a nuestros estudiantes, conocer esas motivaciones nos ayuda por ejemplo, a proponer Situaciones de Aprendizaje basadas en el currículo y en sus puntos de interés. Además podemos trabajar diferentes estrategias para mejorar su capacidad de automotivación.
- Las familias son fundamentales para el cambio:
Como docentes necesitamos el apoyo de las familias para abordar todos estos desafíos y que el impacto sea más duradero. Y aunque se abordan los diferentes tipos de familias que podemos encontrar entre nuestro alumnado, a la vez, se abordan varias estrategias para trabajar con cada una ellas.
- Keep Calm o abraza la variedad y la paciencia:
Debemos huir de transformaciones rápidas. La persistencia y la paciencia serán nuestras aliadas en las diferentes estrategias que propone el autor, esta variedad nos permitirá sustituir estrategias que ya no resulten efectivas por su uso continuado o nos permitirán adaptarnos a las diferentes necesidades que surjan en el aula.
Como ves, Vaello es muy práctico y este libro está orientado a la gestión del aula y al manejo de las actitudes de los alumnos, con estrategias directas para el profesor. Si nos adentramos en su índice podemos encontrar cómo abordar la problemática de lidiar con alumnos que muestran una clara falta de interés y comportamiento disruptivo en un sistema de Educación Obligatoria, a estos el autor los llama QNQ ( Los Que No Quieren).
Además, se mencionan dos falsas suposiciones comunes en educación: la que asume que los alumnos están siempre dispuestos a aprender y la que cree que los docentes están preparados para gestionar un aula complicada sin formación previa. En relación a este último punto no sólo falta preparación en contextos contextos donde hay un alto grado de disrupción y desinterés por parte de algunos alumnos, sino que a veces algunos docentes tiene expectativas poco realistas, creyendo que podrán controlar la clase y motivar a los alumnos sin haber desarrollado las habilidades y estrategias necesarias para ello. De ahí que abogue que la formación docente incluya no sólo conocimientos sobre la materia a impartir, sino también habilidades en la gestión del aula y en el manejo de variables que afectan el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto incluye aprender a motivar, controlar y conectar con los alumnos. Lo que le ayudará a desarrollar estrategias proactivas que fomenten el ambiente positivo. Y por último, habla del clima favorable para el aprendizaje, que no sólo es responsabilidad de los alumnos sino que recae mayormente en la habilidad del profesor para dar la clase.
También en el libro se habla de la importancia de establecer y mantener límites en el aula como un componente esencial para la gestión eficaz de una clase y que estos sean mantenidos a lo largo del curso mediante diferentes estrategias como advertencias, sanciones ( en caso de incumplimiento), empatía y fortalecimiento de conductas adecuadas, etc. Incluso se abordan los subgrupos de alumnos que comparten valores, intereses y patrones de comportamiento similares en los que se favorece el comportamiento disruptivo y se abordan los roles típicos que podemos encontrar en el aula, sus conductas típicas y las estrategias que podemos tener con cada uno de ellos.
Existe un apartado dedicado a la tutoría y al equipo docente también con diferentes estrategias para abordar la gestión del aula desde esos lugares y personas. En definitiva, un libro de obligada lectura tanto para el profesorado novel como para aquellos que ya llevan años trabajando en niveles educativos obligatorios, ya que ofrece prácticas y enfoques pedagógicos para mejorar la gestión del aula, motivar a los alumnos y reconducir conductas disruptivas. Aunque seguro que también es útil al resto de la comunidad educativa, pues se centra como dijimos al comienzo en mejorar la experiencia de aprendizaje del alumnado, no sólo desde el punto de vista académico sino desde los aspectos sociales y emocionales del alumnado.
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